jueves, 29 de marzo de 2012

...A little bit of mi tierra...

En este post quiero hacerle un pequenho hueco a mis origenes.

A pesar de vivir lejos, os puedo afirmar que me siento mas sevillana que nunca (y eso que soy una hartible). 
Ya os explique en un post la ventaja que tiene estar fuera de tu pais en cuanto a valorar las cosas que posees y que probablemente viendolas a diario no te parezcan tan llamativas.

Este anho voy a poder disfrutar de la Semana Santa en Sevilla y, con mucho orgullo me considero una buena cofrade, de hecho, cada vez que vuelo a Sevilla siempre miro en Artesacro si sale algun paso o alguna Gloria.

Y a colacion con el tema quiero compartir con vosotros algo que escribi la Semana Santa pasada, la primera de ellas que tuve que vivir en la distancia.

Puede que algunos no entendais al completo de lo que hablo o lo que intento transmitir, si lo vivis en Sevilla, me comprendereis.


La Semana de Sevilla

Alguien una vez me dijo que era imposible vivir la Semana Santa sin estar en Sevilla. Y, en cierto modo, tenia razón. Aunque no por ello deje uno de sentirla, y ese es pues, mi caso.

No sabría explicar lo que sucede estando a 1636km exactamente. Al menos, que no quede en el intento.

Difícil es sustituir el aroma de sus calles en estas fechas, aunque el agua de azahar bien hace las veces. La cuaresma se vive diferente, de hecho no se vive, se llena de recuerdos...besamanos, septenarios, quinarios, via crucis, el Domingo de visitar iglesias; uno pone su mente y sus sentimientos a límites que uno no esfuerza estando en la Plaza de Santa Marta, en la penumbra del Baratillo, contra la puerta de Doña Guiomar, el sentirse pequeño en San Lorenzo......

Y sin poder evitarlo, llega el día de antes y uno no sabe donde meter todo lo que lleva por dentro, guardado.
Se acostumbra y consuela con cerrar los ojos e imaginarse alrededor de las 6 de la tarde en frente de las puertas que abren paso a lo que llevamos esperando todo el año. Y por mas que uno lo intente, siempre sabe a poco y siempre se queda corto; irremediablemente, dentro de nosotros ya empieza la cuenta atrás.
Han pasado 23 años en los que la Hermandad de mi barrio ha sido la más significativa, bien porque suponga el principio del comienzo, bien porque me una a mi familia y a mi grupo de amigos los cofrades.
Y tal y como vino, el Viernes de Dolores.....se va.

Pero no con menos ganas va uno, y ahora se tiene que imaginar, como tal supuesto día como el Sábado de Pasión estaba viendo por primera vez el Cedrón.

También recuerdo como me decía " No hay nada como un Domingo de Ramos, levantarte y abrir las persianas hasta arriba y dejar que el sol de la mañana te prepare para lo que viene".
Y este sol, nada parecido a ese sol, me llevará a quebrarme la cabeza de donde vamos a dejar el coche, aunque siempre acabe por el Prado o zonas colindantes, ya que no hay nada como terminar el día viendo de vuelta la Paz, en su blanco barrio, con la brisa de Abril y la voz de Antonio Santiago.
Pero no corramos, aún nos queda mucho por vivir.

Que gusto da, cuando de camino " a tapear algo rapidito porque los bares hoy están acolasaos" te encuentras con los nazarenos blancos y el dorado paso que más tarde hoy disfrutarás.
Y como sabe esa Cruzcampo, aunque te la pongan en una copa, y esas cositas que tiene mi tierra!
Y llega la hora, de pasar tanta calor, que hasta las ranas llevan cantimplora. Pero no importa, es Domingo de Ramos en Sevilla y no hay nube ni paraguita de los chinos que me estropeen estos 35 grados, a la sombra.
Y presentandose al pueblo, revivo en mi mente la historia que tantas veces he visto pero que ninguna se parece, curioso.
Imaginandome a Jesús, despojado, despidiendo Zaragoza y ese recuerdo envuelto entre la alameda verde que lo rodea.
Imaginarme bajar de las sillas y ver San Roque en Lasso de la Vega y sentir la calle a los pies del cirineo.
Imaginarme, que rogándole al cielo, no haya una Estrella que no lo perdone.
Imaginarme y recordarme que no hay paso en Sevilla que ande como anda la Amargura.
Imaginarme siempre atenta contemplando el pelícano que tanto me gusta.
Esos pequeños detalles........de un Domingo de Ramos.

Y por mucho que quiera, no puede explicarse que el Lunes Santo es el gran día, bien porque la morada túnica de San Pablo llega a la Campana, bien porque en la calle Santiago está puesta la mirada a través de su palio y el corazón en sus costeros.
Y aunque breve, nada más intenso que la roja rosa que a sus pies le acompaña. 
Bien porque blanco, como la pureza del que fue a muerte condenado marca el izquierdo de Triana en Sevilla.
Y como pocos recuerdo, el rachear de los niños de Antonio, confundiendose con un Jesús de las Penas en la noche, y a su Madre rogandole al cielo que este Lunes, no se acabe.

Pero se acaba, como todas las cosas, y llega un Martes lleno de emoción, porque la Cruz de Feria apura la puerta de ojiva. 
Porque en la calle San Fernando se estudian todos los detalles de su paso. 
Porque por San Pedro ya se acerca el Alma de Dios y porque en Mateos Gago las Misericordias alzan su reto.

Y como un reto llega el Miércoles, ecuador de la Semana, para aquellos que tienen Sed de apurar los momentos, por muy lejos que se esté.
Porque no hay oscuridad más segura y gratificante que la que se alumbra con los cuatro hachones que enfilan la plaza de su mismo nombre.
Y porque llega, como un alivio, el Pan de cada día.

Ahora sí, eso se esta poniendo serio, que las mantillas llenan las calles y esto, esto se nos va de las manos.
Pero mientras tanto vamos a ver a los "armaos" recoger al capitán y si nos da tiempo nos acercamos a la Plaza Nueva a eso de las 17.30 a deleitarnos con las figuras y ya, de paso, vemos a Montesión que debe de andar por la Alameda. 
Y ya, de vuelta a casa, que los tacones me están matando.

Y en dos horas escasas, revives TODO lo que cada noche la hace tan especial y hoy, recuerdas que aunque lejos, te sirve de aliento haber compartido ese Extraordinario momento con Ella sin palio que lo interrumpiera; y aunque sola, nunca mejor acompañada que con Ella y mi gente, los cofrades que hacen que las calles a las 3 de la mañana parezcan las 7 de la tarde.
Y otra vez, y mil veces, volvería a coger el coche, intentar aparcar sin éxito y por gracia divina toparme con su cortejo y despreocuparme y poder disfrutarla tranquila hasta acercarse el alba. Hasta ella goza de las nuevas experiencias.

Pero ya, acercándose la hora, te preguntas si estas lo suficiente abrigada como para aguantar el relente to la noche. Bueno.....ya lo acompañamos con unos vinitos y algún que otro caldito de puchero.

Y sin que nadie lo establezca, Sevilla presa del tiempo, se prepara para el sentimiento y la melancolía.
Y aunque quisiera, no olvidaré y recuerdo ahora mismo como si aún estuviera sucediendo, la ceguera de San Abad, llevándo al límite el aroma a azahar y los sentidos del cofrade que, a duras penas y gracias a los flashes dan crédito de que su Cruz es diferente y de que ese palio, pesa.
Y tampoco olvidaré el comprobar por mi misma, que no hay nada más parecido al andar que en el Nazareno que nunca ve el Lorenzo.
Y como un niño pequeño, desde el primer al último nazareno, disfruto de lo que llevo dentro, de lo que corre por mis venas y por lo que merece la pena tener Esperanza.
Y te escucho antes de revirar y me imagino tus plumas y es como una Sentencia el no poder verte.
Y tras saludar a los armaos, por mucho que la gente se queje de que quieren verlos sentados, nadie me quita de la primera fila...........Señora, esto es Sevilla.
Y como la Estrella de la mañana, entre el verde intuyo la siempre sonrisa cansada y esa cara de niña. Y no pasa un segundo que no te mire a los ojos y te reze y te diga cuánto te quiero. Y esos ojos, que clavados en mi mente, me acompañaran esta vez agarrada a mi medalla, lejos de ti, pero más cerca que nunca.
Y para rematar la faena, toda Sevilla se rinde a los pies de un gitano que en San Román tiene su casa.

Y se va, esto se nos va, y no hay calle Gamazo que lo resista, ni Jorobaito que no se lamente, ni mirada al cielo clamando, ni 18 ciriales que acompañen los últimos retales de la Semana.
Pero al menos, en la Trinidad encontramos consuelo y eso, es una realidad.

Y para colmar toda esta Semana de sensaciones, que mejor broche que ver resucitadas las esperanzas al Aurora y quedarse con un buen sabor de boca y pensar que ya falta un día menos.
Y volver a volver la mirada al Palio de la despedida.

Espero que, a los que os gusta la Semana Santa, entendais que se vive diferente desde la lejanía y por eso, alomejor quiero pensar, merece la pena tener esta experiencia y vivir una Semana Santa hecha de mis sentidos.

Feliz y soleada Semana.

U. Xx



2 comentarios:

  1. Precioso lo que has escrito....

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  2. Después de leer esto solo se me viene a la mente una palabra:
    Amén

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